Sigo sintiendo un poco de nostalgia hacia una profesión que elegí dejar atrás por la convicción que, en esta época de las redes sociales y la transmisión del mensaje instantáneo, el periodismo solo tenía dos opciones: morir delante de los influencers veinteañeros que no saben lo que es un teclado que no sea touch y no necesitan fuentes ni citas para postular y comunicar hechos y verdades, o transformarse en pieza y disciplina de museo, para la consulta e investigación de las generaciones futuras que querrán saber qué es, junto con las disquetes y los DVD.
La comunicación ha cambiado y los comunicadores profesionales también se han adaptado: o son comentaristas y analistas de la realidad, o historiadores de su tiempo.
Presumí de considerarme historiadora de mi tiempo y escribí un libro, en el que me propuse contar quiénes son los rumanos de España, mirando el reflejo de su presencia a través del contenido de cinco periódicos publicados aquí en lengua rumana.
𝑹𝒖𝒎𝒂𝒏𝒊́𝒂 𝒊𝒏𝒕𝒆𝒓𝒑𝒓𝒆𝒕𝒂𝒅𝒂. 𝑰𝒅𝒆𝒏𝒕𝒊𝒅𝒂𝒅 𝒄𝒖𝒍𝒕𝒖𝒓𝒂𝒍 𝒆𝒏 𝒍𝒂 𝒑𝒓𝒆𝒏𝒔𝒂 𝒓𝒖𝒎𝒂𝒏𝒂 𝒅𝒆 𝑬𝒔𝒑𝒂𝒏̃𝒂, publicada por Ediciones Complutense, estará próximamente en las librerías, pero aquí están las primeras páginas.