Liderar con curiosidad

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Notas sobre una clave silenciosa del liderazgo

En un contexto global caracterizado más que nunca por la transformación constante, por el movimiento y los cambios, la curiosidad emerge como una competencia esencial —aunque a menudo subestimada— del liderazgo contemporáneo. Lejos de ser una cualidad ingenua o secundaria, la curiosidad constituye una disposición intelectual y emocional que permite al líder ampliar su perspectiva, cuestionar supuestos arraigados y generar espacios genuinos de escucha y aprendizaje, de fomento de la creatividad y la efectividad a la vez.

Liderar con curiosidad no significa simplemente tener interés por lo nuevo, sino cultivar una actitud activa de indagación ante la realidad diaria. Implica aproximarse a los problemas —y, como no, a las personas— con preguntas abiertas, con consultas y petición de opiniones, sin pretensiones de control, certezas anticipadas, o dogmas organizacionales.

Un líder que manifiesta curiosidad tiende a abrir paso a una conversación más auténtica, más humana. Un líder curioso no solo observa, sino que interpreta, busca comprender el contexto, el trasfondo emocional. En términos especializados, tal vez esto equivaldría a una escucha activa y empática.

De esta forma, la curiosidad así ejercida por un líder implica humildad intelectual: reconocer que no todo está dicho, que cada interlocutor —sin importar su rol en la jerarquía— puede aportar una perspectiva valiosa, en un conocimiento ampliado, que sirva como puente para la colaboración.

Liderar con curiosidad fomenta culturas organizacionales más adaptativas, abiertas al aprendizaje continuo, donde el error no se penaliza, sino que se analiza; donde el disenso no se reprime, sino que se valora como instrumento crítico para la innovación.

Si pensamos de forma lineal, es fácil que esto se pueda ver así: en tiempos en los que se privilegia la velocidad en acción y la eficiencia en resultados, la curiosidad puede parecer una pausa incómoda, un descanso no necesario. Sin embargo, es precisamente esa voluntad de detenerse para preguntar, consultar, abrir espacios para conversaciones la que permite, al final, decisiones más informadas, inclusivas y más sostenibles en el tiempo.

Liderar con curiosidad, en última instancia, es liderar desde la conciencia de que nunca lo sabemos todo, de que cada interacción puede revelar una dimensión inédita del problema o una solución inesperada. Es asumir que el liderazgo no se ejerce desde la omnisciencia, sino desde la capacidad de seguir explorando, incluso (o sobre todo) cuando el camino parece claro.

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I’m Ruxandra, a writer with a constant itch for exploring the world—both through my words and my travels. When I am not looking for inspiration for the next tale to tell, you may as well find me at any given coffee shop, writing and sharing my exploits.

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