Lecciones budistas para líderes serenos

Conocía al monje budista zen vietnamita, poeta, maestro espiritual y activista por la paz Thích Nhất Hạnh mucho antes de venir a vivir en Vietnam. Había leído fragmentos y escuchado citas de sus obras y reflexiones, había entendido, pues, que se le reconocía por su manera única de integrar la espiritualidad, la compasión y la acción social. Incluso le había regalado a una amiga una traducción al español de su libro más conocido de reflexiones, El milagro del mindfulness.
Pero no fue hasta que me mudé aquí que empecé yo misma a leerlo con real atención. Teniendo en cuenta que fue él quien acuñó el término, fue un ejercicio en sí de presencia, atención, conciencia plena, por como se explica el mindfulness en castellano.
Recuerdo sorprenderme la primera vez que pisé una librería en la metrópolis de Ho Chi Minh, al ver cuán caros eran sus libros en su propio país. No obstante, me di cuenta de que todos los libros son caros en Vietnam, y más aún las traducciones al inglés o francés. Y cuando digo que los libros son caros, me refiero a que los precios son comparables con los de cualquier librería de España, lo que los convierte en objetos de lujo en un país en el que una comida en un restaurante auténtico tradicional cuesta el equivalente a menos de 10 euros, los productos de marca blanca en los grandes supermercados no pasan de unos 2 euros, puedes encontrar alojamiento de lujo con vistas al mar con 15 euros la noche, o el uber vietnamita, además de con una flotilla de coches eléctricos, puede que cobre 3 euros por un trayecto que cruce la inmensa ciudad.
Leer los libros del monje vietnamita en su país fue, más allá del romanticismo inherente, ejercicio de atención plena en sí. Su lectura misma requiere detenerse, impone un ritmo que se centra en respirar, observar y leer cada palabra en plena conciencia de cada una. Avanzar despacio y estar presente, hasta en la lectura.
Pero a la medida que lo hacía, que incorporaba a mis lecturas diarias y personales las enseñanzas de Thích Nhất Hạnh, empecé a ver lo que para algunos, seguro que lleva años siendo obviedad: sus lecciones no son ajenas al mundo del trabajo. De hecho, tienen todo que ver con el liderazgo, especialmente en los niveles donde la presión, la toma de decisiones y la influencia directa sobre otras personas constituyen el día a día.
Liderar con conciencia no es meditar bajo un árbol
Nhất Hạnh no enseñaba a desconectarse del mundo, sino todo lo contrario: predicaba estar más presente en él. Lo que él llamaba mindfulness, o atención plena, era una herramienta para actuar con lucidez: ser plenamente consciente de lo que está pasando en el presente. En mi recién iniciada búsqueda sobre el liderazgo, he encontrado el término que mejor encaja aquí: inteligencia situacional o contextual.
Por ejemplo, liderar con atención plena significa poder leer los ánimos y las emociones de un encuentro antes de que estallara la tensión; detectar cuándo una emoción está influyendo en un juicio; reconocer cuándo el ego está empujando una decisión que no tiene fundamento o que ganaría con más altruismo; saber cuándo frenar para no arrastrar a otros en una reacción impulsiva; percibir cuándo y cómo acelerar para conseguir resultados idóneos.
Lejos de ser debilidad, dominio personal, orgullo o prepotencia, estar presente significa ponderar si mandar correos en caliente, evitar conversaciones por incomodidad o vergüenza ajena, escalar situaciones por falta de atención o tomar decisiones por cansancio, deprisa, o bajo presión. Se pueden traducir en sencillos hábitos que no requieren silencio de templo budista o pagoda, ni sala de meditación o incienso. Tales hábitos solo requieren compromiso y práctica diaria.
A veces, cuando hablamos de mindfulness en el trabajo, suena a algo extra. Superguay, pero opcional. No obstante, si hablamos de liderar personas, de tomar decisiones bajo presión, de navegar dificultades, no es extra, ni debería ser opcional. La atención plena no es solo para momentos de calma o reflexión a posteriori. Al contrario, su ejercicio constante está en el presente, y es el presente lo que permite mantener la claridad.
La atención como ventaja competitiva
Thích Nhất Hạnh nunca trabajó en una corporación. Pero sus lecciones espirituales, por muy transcendentales que parezcan, pueden aportar más a la cultura empresarial que muchos manuales de liderazgo, y primeramente desde el lado práctico: medidas, procesos, objetivos, decisiones resultados. Al final del día, el liderazgo no es solo lo que haces. Es también desde dónde lo haces. Y si ese lugar está enraizado en la atención plena, en estar aquí, en el momento presente, resulta imposible que no surjan mejores decisiones, equipos más conectados, culturas corporativas más humanas.
La atención plena no es blanda. Liderar desde estar presente es fuerza, equilibrio y prestigio.




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