Que después de la tragedia ocurrida hace tres años en Madrid Arena, el Metro de Madrid perpetue las mismas práticas irresponsables e indiferentes hacia la vida, permitiendo el funcionamiento de instalaciones, trenes, andenes y coches llenísimos, sin posibilidad física de respirar en condiciones. Vamos, como seres humanos.
Parece mentira que después de tantas tragedias recientes que podrían haber sido evitadas en aglomeraciones y multitudes, en la red de metro de una capital europea tenga una la sensación de que no tiene espacio ni siquiera para desmayarse, menos aún respirar.
Parece mentira que los (ir)responsables de una red de metro que dentro de pocos años cumplirá un siglo de funcionamiento no desalojen e incluso cierren al instante las instalaciones averiadas y que en cambio permitan la entrada de todos los viajeros, sin informarlos sobre las condiciones indecentes ofrecidas por un servicio público.
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